La vida es una combinación de momentos alegres y no tan alegres. Esa es una regla universal. Si bien algunos humanos experimentan momentos más alegres que otros, todos tenemos durante nuestras vidas una mezcla de sentimientos. Ningún humano es tan fuerte, o tan dichoso, como para decir que sólo tiene momentos de alegrías. Pero lo que sí diferencia a unos humanos a otros, es la capacidad de algunos de superar los momentos difíciles, o no tan agradables, para volver rápidamente a los momentos alegres. Nosotros decidimos cómo caminar por la vida.
El tomar la decisión de no dejar que los momentos desagradables de la vida te quiten más tiempo de lo necesario es quizás una de las capacidades más importantes para poder disfrutar de la vida. No es que algunos estén libres de malas experiencias. Es que simplemente algunos comprenden que es parte de la vida, es momento de aprender, y también es momento de sacar fuerza espiritual para no permitir a ese momento desagradable quitar más tiempo de nuestras vidas. Pues mientras más permitamos a que ese momento desagradable esté presente en nuestras vidas, más tiempo estamos perdiendo, y por lo tanto, menos tiempo tendremos para momentos alegres.
Por lo tanto es una decisión decir cuánto tiempo quiere uno que ciertos momentos duren. No es una decisión decidir cuándo los momentos han de llegar, pero sí el de decidir cuánto tiempo esos momentos se quedarán en nuestras vidas. Y así, estos momentos son causados por factores siempre externos, sean las personas, las enfermedades, fuerzas físicas externas, el trabajo, emociones negativas, influencias, accidentes, etc. Es importante reconocer cuál es la causa de cierto momento desagradable o desgracia. Luego decidir uno mismo cuánto tiempo uno está dispuesto a soportar aquello, y luego, encargarse de que aquella fuente indeseada desaparezca de nuestras vidas, o por lo menos de cambiar la situación de tal forma de que esa fuente no nos afecte más.
No hay que permitir que nada nos frene. Pues estamos aquí caminando nuestro propio camino. Y la vida siempre nos presentará diferentes dificultades, las cuáles nos hará detenernos en nuestros caminos, e incluso a veces retroceder. Eso es inevitable. Pero está completamente en nuestras manos decidir en la mayoría de los casos cuánto tiempo estamos dispuestos a dejar de seguir caminando. Es decidirse a no dejarse quitar el tiempo de vida por cosas externas. Vale recordar que lo más valioso en esta vida es el tiempo.
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